BARRAGÁN I, ‘mozo, hombre joven’, ‘esforzado, valiente’, barragana ‘manceba’, ‘mujer morganática’ origen incierto, quizá germánico.

1.ª doc.: Cid; ya antes sale como nombre propio de persona en el derivado patronímico Tellu Barrakaniz, h. 1030, doc. de Aranda de Duero, M. P., Oríg. 39.

El fem. barracana en un doc. en bajo latín gallego de los primeros años del mismo siglo (M. P., Cid, 887). El significado originario parece ser ‘mozo, hombre joven’, pero al mismo tiempo aparece, ya en el Cid, buen o mal barragán en el sentido de buen o mal luchador, valiente o cobarde; quizá por abreviación de la frase buen barragán se empleó también barragán como adjetivo en el sentido de ‘valiente’ [2.ª mitad S. XIII], de donde barraganía ‘valentía’ [Alex.]. Barragana es probablemente secundario respecto de barragán, y derivó su ac. peyorativa justamente del hecho de aplicar a una mujer un término de por sí masculino, como ocurrió con manceba extraído secundariamente de mancebo MANCIPIUMesclavo, criado’, cat. marreca ‘prostituta’ derivado de marrec ‘rapaz, muchachuelo’. Es palabra exclusiva del español y del portugués (aquí documentada desde el S. XIV: Viterbo; en el citado doc. gallego del XI; mal barragan ‘cobarde’ en cantiga de med. S. XIII del gallego Pero da Ponte, RLapa. CEsc. 344.6; barragãa ‘concubina’ en las Ctgs. 104.2 y 151.5 y en una gallega de escarnio del burgalés Pero García, RLapa. CEsc. 372.9), pues aun en catalán barragana ‘manceba’ es castellanismo muy reciente (S. XIX). Tanto más sorprendente resulta la terminación -án, que sólo pertenece a voces de origen forastero (capellán, catalán, alemán, deán, capitán, tafetán, etc.), por lo menos en cuanto sale del sufijo latino -ANUS. En consecuencia hay que pensar en una base en -A, -ANIS, que revela origen germánico, a lo cual nos vemos también conducidos por exclusión, ya que no pudiendo ser latino ni prerromano, por la desinencia, que no se halla en voces de este origen, tampoco hay nada análogo en árabe1. Por desgracia lo fragmentario del conocimiento que se tiene del vocabulario gótico dificulta la solución. Dada la frecuencia del cambio de bar- en barr-, por la influencia avasalladora de barra, barro y derivados (barrena, barrabás, barrachel, cat. y fr. embarrassar, -asser; quizá también barril y barrica; tenían originariamente -r- sencilla), me inclinaría a creer que se trata de un gótico *BARէKA, *BARէKANS, diminutivo de BARObarón, hombre libre y apto para la lucha’2, pariente del escand. ant. berjask ‘pelear’3. El vocablo se romanizaría en *BARICNEM en época lo bastante tardía para no sufrir ya la síncopa de la vocal pretónica interna. Y el port. barregão, barregã (barregueiro, barreguice), que es la forma general desde la Edad Media (Viterbo, Moraes)4, presenta todavía el vocalismo originario en -e-, alterado en castellano por una asimilación a distancia5.

El Poema del Cid escribe varragán con v-, pero los demás textos medievales, desde los más antiguos hasta Nebr., tienen b-.

El masculino, hoy anticuado, se conserva sin embargo en dialectos: salm., ast. barragán ‘mozo soltero y cortejador’ (Rato), judesp. de Marruecos ‘atleta, guerrero, hombre de grandes fuerzas y de reconocido valor’ (BRAE XIV, 576). Fundándose en la gran popularidad del vocablo entre los sefardíes, Wagner, VKR IV, 238-9, deriva de él el judío alemán barjen, berje, ‘héroe’, barje ‘persona distinguida’. Comp. HARAGÁN.

DERIV.

Barraganete ‘madero vertical para subir la obra de la nave’ [1609]. Barraganía (V. arriba). Abarraganarse [S. XVI; abarraganado en Nebr.].

1 Puede eliminarse sin examen, por razones fonéticas, el ár. bâliġ ‘adulto, púber’, propuesto por Eguílaz, y por Brüch, WS VII, 171. La idea de éste, de que -án represente la terminación del acusativo indefinido árabe, es absurda, puesto que esta terminación del árabe arcaico y literal desapareció sin huellas en hispano-árabe y no aparece en uno solo de los arabismos romances. En cuanto a barāȐ ‘sangre fría en el combate’, que Eguílaz propone para barragán ‘valiente’, además de que obliga a una separación etimológica imposible entre las dos acs. de la voz castellana, no es aquélla palabra conocida del hispano-árabe o del árabe magrebí (falta Dozy, R. Martí, etc.) ni pertenece tampoco al idioma clásico corriente.―

2 Los sufijos diminutivos en -k están representados en el texto gótico de Úlfilas por ahaks. V. otros ejs. en Kluge, Urgerm., § 263. Pero especialmente son numerosos los diminutivos-hipocorísticos masculinos en -KA, -KANS, en la onomástica gótica: recuerdo EGIKA, ENNIKA, BERHTIKA, RAGINKA, como documentados en gótico o en dialectos hermanos. Para más ejs., vid. Förstemann, col. 198. Un sufijo hipocorístico era muy apropiado para designar un hombre joven, y más siendo así que pronto se aplicó como verdadero nombre propio de persona (Tellu Barrakaniz). La -RR- podría también ser debida a una reduplicación hipocorística, como en Ennika (Aebischer, AORBB I, 36), Enniko (> Íñigo, arag. Ennecones). Puede tratarse de un nombre común formado según el modelo de los nombres propios de persona, como los franceses en -ard (couard, vantard) o en -aud (badaud, salaud), el ingl. simpleton (imitado de nombres como Littleton, Netherton, Hamilton, etc.), los alem. Buckelinski, Buckelomini, Buckolini (citados por Kluge, s. v. buckelorum). A los casos de apelativo con valor casi de apodo, y formados con un sufijo de nombre propio, agreguése el lat. sterteia ‘mujer roncadora’, en Petronio, 75.9. El olor a voz popular y rudamente elogiosa que exhala barragán en los antiguos textos castellanos, no sería impropio de una formación pintoresca de este tipo. Para un caso comparable en otra palabra de origen gótico, vid. GAVILÁN.―

3 Aunque el significado básico de barragán sea ‘hombre joven’, la idea de aptitud para la lucha está también desde el principio: cuando Pedro Bermúdez dice a Fernando de Carrión «eres fermoso, mas mal varragán» (v. 3327), claro que esto no puede traducirse ‘mal muchacho’, sino ‘mal combatiente, cobarde’. Nótese la fecha temprana de barraganía ‘valentía’.―

4 Barregan es frecuente en la Crón. Troyana en gallego del S. XIV, y el femenino barregã, -gan, ‘concubina’, sale muchas veces en los Libros de Linhagens de la misma centuria (PMH, Scriptores I, 177, 377 y passim; barragan, p. 277, es más raro). Barragan, -am, como nombre propio de hombre en docs. de 1085 y 1220, Barrega (¿por -gã) con el mismo valor en 1220 (CortesƟo, Onomástico); «quatro fillos, mays for? de barregãa» «o fillo de barregãa n? deve herdar» Gral. Est. 167.19, 219.13.―

5 Otras etimologías propuestas pueden descartarse sin vacilación. *PALLACANAconcubina’, derivado del gr. παλλαχκƲ íd. (Cornu) es imposible fonéticamente y parte de un significado secundario. Diez, 431, ya reconoce que su idea de identificar con BARRAGÁN II, por lo fuerte de esta tela, sería sin precedente semántico. Sainéan (Sources Indig. I, 190; ZRPh. XXX, 567) quiere identificar con barraco ‘verraco’, de donde ‘valiente’ y por otra parte ‘mujer viciosa’ (como en gr. κάπραινα ‘hembra del jabalí’, que toma también esta ac.), pero esto no explica la -g- ni el característico -án, y es prescindir de la ac. primitiva ‘hombre joven’. Nadie querrá creer en el étimo *VERRICANUS, derivado de VERRESverraco’, que supone GdDD 7106a tomara el sentido de ‘amancebado’ ―prescindiendo de la ac. básica y antigua ‘joven’, ‘valiente’―, aun si existen realmente formas portuguesas en be-, lo cual afirma sin documentarlas (a no ser por medio de un libro tan inexacto como Viterbo), pues aunque existan, significan muy poco, tratándose de un idioma de vocalismo tan lábil como el portugués.